jueves, 14 de junio de 2007

Iglesia San Francisco: el interior






El espléndido interior de la Iglesia de San Francisco presenta tres naves cubiertas por bóvedas de arista con dobles arcos fajones. Es un ámbito sombrío si se contrapone al exterior. Densamente decorado, el predominio espacial corresponde a la amplia nave central que, en sus cinco tramos rectangulares, se ilumina difusamente por los ricos vitrales de los lunetos ejecutados por el español Antonio Struch y donados por familias tradicionales tucumanas.
Dicha diafanidad se acrecienta en el crucero, donde se sitúa la magnífica cúpula con lucernario, por la cual se diluye el espacio con reminiscencias del célebre Gesú de Roma.
El enriquecimiento interior, si bien predominante sobre la nave central, no se agota allí, y se transmite a las naves laterales, decididamente más bajas y de planta cuadrada, con fuerte expresividad. La riqueza se cristalizará en sugerentes retablos enfrentados sobre los laterales, y en el sistema estructural con arcadas y pilastras pareadas estucadas, que cromatizan, además de estilizar, la función soportante de estos.
Se debe admitir que toda la riqueza decorativa, difícilmente alcanzada por otro templo, es empleada, no para fundir límites o confundir los elementos constitutivos, a la usanza del barroco, sino para perfilar y explicitar las distintas partes estructurales. El muro o las arcadas no se funden con la bóveda: una gran cornisa balcón separa las funciones de sustento con las sustentadas; ni las pilastras con el arco. Es más: los componentes subsidiarios están vigorosamente marcados, como las aristas, arcos fajoneantes y lunetos de la nave.
Abstrayéndonos de la presencia de la cúpula (que equilibra, al par que libera el espacio), señalaremos la rotunda manifestación que adquiere el gran retablo (aludiendo esquemáticamente a las formas de la fachada), ubicado detrás del presbiterio, y portador de toda la carga emotiva, ayudado por la predominancia de la nave, y sin que los corredores laterales perturben sus visuales. En su ornato y movilidad, todas las miradas convergen hacia allí, quedando el resto como adecuado y prestigioso marco de esta relevante pieza, donde la arquitectura encuentra vibrante culminación.
Solo cabría mencionar, dentro del esquema de la nave, una prolongación del brazo norte del crucero, liberando el espacio hacia donde se ubica la capilla del Santísimo Sacramento, que se aleja del vocabulario formal utilizado para el templo.

Iglesia de San Francisco: la fachada






El templo de San Francisco reconoce un parentesco formal con sus homónimos y contemporáneos de las vecinas provincias de Salta y de Catamarca, merced a que en ellos tuvo activa participación e influencia el religioso franciscano Fray Luis Giorgi, quien les confirió esa fisonomía en la segunda mitad del siglo pasado. Se deben agregar a esta familiaridad las iglesias de la Viña, en Salta, y San Francisco de Jujuy. Esta intención manifiesta de arquitectura de fachada – que es donde intervino prácticamente Giorgi – es reiterativa en los citados ejemplos, produciéndose, en cambio, diferencias contrapuestas en sus disposiciones de planta.
La fachada, como “gran volumen sin torres, no acusa una relación con las naves a las que antecede”, formando un protegido nártex. En el gran plano frontal, con un lenguaje escenográfico de influencia italiana, se plantea un riguroso orden compositivo de tres cuerpos seccionados por una fuerte cornisa: el primero define las grandes arcadas de acceso donde se destacan las magníficas rejas de hierro forjado que tamizan las luz y fortifican la seguridad; el segundo, muy ciego, a nivel del coro, traza algunas arcadas, y el último, con severo campanario que es aligerado lateralmente con espigados pináculos de florones y las volutas que lo vinculan con las calles adyacentes.
En número de tres, también, se organizan las calles verticales, remarcadas con columnas y pilastras organizadas como órdenes superpuestas que buscan mitigarse en la elevación. La composición termina por obtener esbeltas proporciones y alcanzar el buscado efecto de silueta.
Dentro de este tipo, la fachada se aleja de las propuestas mas cromáticas que se gestaron en el Noroeste. Pero en esa fisonomía austera, sus ricas formas y motivos ornamentales italianizantes (combinación de pilastras con dobles columnas, arcos ciegos y perforados, balaustradas con función decorativas, gráciles pináculos) la prestigian, y señalan un acento de cuño manierista.
Por otra parte la esplendorosa fachada del templo franciscano, que jerarquiza todo el sitio, puede ser contemplada en toda su dimensión por la distancia pública que se desarrolla hasta la plaza principal ubicada en diagonal.
La visión en escorzo resalta la importancia adquirida por la masa del volumen, y cobra preponderancia la magistral cúpula recubierta con azulejos Pas de Calais, muy decorativos, que se trasforma en una presencia constante en el perfil urbano. El domo confiere identidad a la zona y adquiere fuerza propia por la contrastante relación que se produce con los paramentos, casi desnudos, de la nave lateral del sur.

sábado, 9 de junio de 2007

Imaginería colonial





Dada su antigüedad e importancia histórica señalamos en primer lugar la imagen de San Miguel Arcángel, arcaica figura con la que se corona el retablo mayor y que la tradición señala como la imagen patronal que presidiera las ceremonias en Ibatín.
Se trata de una escultura tallada en madera de un metro de alto, que muestra al ángel vestido como soldado de una legión romana, en actitud de derribar briosamente al demonio (bajo la forma de una figura de hombre ingenuamente mutado en monstruo, con la adición de cuernos y alas de murciélago). La bestia sostiene un tridente.
La presencia angélica opone su pose decidida y viril a la ambigüedad del diseño de su rostro, de rasgos claramente feminoides. Escultóricamente hablando, la forma angulosa en que se recortan los pliegues, la riqueza áurea de la decoración, la concepción arcaizante de las formas y la técnica de la talla directa policromada sin aditamentos, avalan una lejana data, ubicada en el siglo XVI. Por lo tanto, es la escultura más antigua que atesora el templo.
En el convento señalamos la presencia de dos imágenes de la Virgen María bajo la advocación de la Inmaculada Concepción.
La primera se encuentra presidiendo el refectorio encerrada dentro de un nicho. Si bien se la exhibe imagen de vestir, se presume que su morfología original era de una talla entera sin adición de ropajes. En un afán de aggiornamento, se desbastó el volumen originario, a fin de adaptarlo a la cobertura con ropas de tela. Cabeza y manos están talladas en madera dura y encarnada traídas del Alto Perú y empotradas en un cuerpo de madera de higuerón realizado en Tucumán por un artesano de la zona. Esta imagen procedente del convento franciscano de Ibatín, luce una importante corona imperial de plata y una gargantilla de perlas falsas remontándose su factura a fines del siglo XVII.
La segunda, se ubica en el recodo de la escalera que comunica con la planta alta del claustro, detrás de un vidrio. Se trata de un ejemplar de vestir, con cuerpo trabajado en madera y en forma sintética a fin de sustentar con su estructura las vestimentas. El peso escultórico lo lleva la cabeza, las manos, los pies y la peana adornada con angelillos.
Con su rostro de serena belleza y gesto distendido, se la ubica como pieza salida de manos de un artista profesional español y traída a mediados del siglo XVIII.
En uno de los retablos de la nave lateral sur, se venera el conocido como San José de los Molina, imagen de evidente origen cuzqueño, cuya denominación alude a la familia a la que perteneciera y que fuera la donante junto con el retablo en que se conserva.
Su primitivo propietario fue Don José Molina, vecino tucumano del siglo XVIII, y quien casado con Josefa Villafañe, le tuvo especial devoción en su residencia. Vestido antaño a la usanza de las imágenes tradicionales americanas: gola de encaje, corbatín negro y chaqueta, lo que justificaba ser conocido como “el Santo Caballero”. Se acompañaba su atuendo por una amplia pollera que dejaba aparecer las piernas calzadas con sandalias. Se cubría con una suntuosa capa bordada en plata. Actualmente se exhibe bajo la apariencia usual, con túnica y manto, conservándose las viejas ropas en una caja en el mismo altar.
Finalmente señalamos la presencia de un Ecce Homo, de gran expresividad, en el que se utilizaron artilugios técnicos para incrementar el efecto dramático de la figura. Por tal motivo se cubrió a la talla en zonas con fragmentos de tela encolada, pintada con la tonalidad de la carne, y luego parcialmente arrancada. Esto produce el efecto de piel desprendida a causa de las torturas. Otro recurso de la imaginería colonial al servicio del contenido emocional. Fue traído del Alto Perú a mediados del siglo XVIII.

miércoles, 6 de junio de 2007

Patrimonio religioso





Nuestro templo franciscano posee un importante patrimonio religioso. Dada su amplitud, en estas líneas citaremos algunos ejemplos.

En primer lugar mencionaremos el de mas relevancia, el "Lignum Crucis", es decir, un fragmento de la cruz donde murió suspendido Nuestro Señor Jesucristo por la redención del género humano, que se conserva en un relicario de pequeñas dimensiones con los símbolos de la Pasión y que se trajera de Roma en el año 1916. La misma es puesta a la veneración de los fieles el Viernes Santo y con ella se realiza el Via Crucis en horas de la tarde por las calles de nuestra ciudad.

Una canción religiosa dice: "Venid oh cristianos - la cruz veneremos - la cruz recordemos - de Cristo Jesús…", y el pueblo católico la considera una "reliquia de primer orden" ya que nos recuerda lo mucho que padeció Jesus por salvarnos.

Citamos ahora la "piedra ara" que perteneció al altar portatil que usó San Francisco Solano en sus misiones entre los aborígenes del antiguo Tucumán. La misma es una piedra negra de basalto de forma cuadrada resguardada en un relicario de madera tallada y policromada ejecutada en 1745 mientras que el altar portátil fue llevado a principios del siglo XX a la Basílica de San Francisco de la Capital Federal y allí se conserva.

Otra pieza de alto valor es una cruz de ébano con su Cristo de marfil que perteneció a Monseñor José Agustín Molina y Villafañe, religioso que tuvo una larga actuación en la historia de nuestra provincia y que fuera uno de los mas grandes benefactores de la Orden Franciscana, a tal punto que quiso ser sepultado en el altar mayor de nuestro histórico templo y finalmente una cruz de madera de 50 centímetros con Cristo y punteras de bronce que se sostiene en una base que contiene reliquias de grandes santos de la Orden Seráfica y que Su Santidad, el Papa León XIII bendijera y obsequiera a la Iglesia de San Francisco de Tucumán.


martes, 5 de junio de 2007

Sacristía




Dependencia del templo destinada a la custodia y conservación de todos los elementos utilizados para el culto y en donde el sacerdote se prepara para la celebración de la Santa Misa.La sacristía de la Iglesia de San Francisco, de considerables dimensiones, fue levantada en 1889 y vino a reemplazar a la antigua, mucho más modesta. Se encuentra completamente decorada con frescos ejecutados en 1924 por Aristene Pappi. En la gran bóveda que cubre la sacristía, se aprecian escenas de la vida de San Francisco de Asís, mientras que en su friso Pappi retrato a grandes santos de la Orden Franciscana. Su equipamiento se compone de tres grandes "cajoneras" de factura hispana trabajadas en madera tallada y una imponente mesa de mármol de Carrara donada en 1891 por la "Guardia de Honor del Sagrado Corazón". Se destaca también un reloj de péndulo traído de Alemania y las baldosas blancas y negras del mismo material que la mesa. Esta importante sacristía conserva un conjunto de ornamentos litúrgicos del siglo XVIII y XIX ricamente trabajados y valiosas piezas de oro y plata que constituyen parte del patrimonio artístico de nuestra iglesia. Es lamentable acotar el deterioro que sufre la sacristía debido a razones de público conocimiento. El avance constante de la humedad ha provocado el hundimiento de sus cimientos causando serias fisuras en paredes y bóveda y las bellas pinturas se van desdibujando cada vez más. A tal punto llega el daño que la antigua araña que iluminaba este sector se desprendió y cayo pesadamente sobre la mesa resultando imposible su restauración. Gracias a la Providencia Divina, no hubo que lamentar víctimas y curiosamente la mesa resulto ilesa. Esperamos que las autoridades competentes tomen cartas en el asunto y de ese modo evitemos males mayores.

jueves, 15 de febrero de 2007

RIQUISIMO PATRIMONIO ARTISTICO





EL COMPLEJO HISTORICO Y CULTURAL DEL CONVENTO Y TEMPLO DE SAN FRANCISCO DE ESTA CIUDAD CUSTODIA ENTRE SUS VENERABLES MUROS UN VALIOSISIMO PATRIMONIO ARTISTICO. MUCHOS DE ELLOS, RELIQUIAS DE SIGLOS Y DE INVALUABLE VALOR.
DADA SU AMPLITUD, EN LAS PAGINAS SIGUIENTES VEREMOS SOLO LOS EJEMPLOS MAS REPRESENTATIVOS.

ENTRE LAS PIEZAS DE PLATERIA COLONIAL MERECE DESTACARSE LA GRAN CUSTODIA (U OSTENTORIO) EJECUTADA EN EL AÑO 1748 EN EL ALTO PERU. CON UN METRO DE ALTO, FUE EJECUTADA EN PLATA BAÑADA EN ORO Y ADORNADA CON 32 DIAMANTES, SESENTA Y CUATRO PIEDRAS FINAS, CUATRO TOPACIOS, DOS AMATISTAS, PERLAS CULTIVADAS Y SU PESO ES DE APROXIMADAMENTE 6.500 GRAMOS. SU TRABAJO DE ORFEBRERIA USO LAS TECNICAS DEL "CALADO", EL "REPUJADO" Y LA "FUNDICION", PARA LOGRAR UNA OBRA DE PRIMER NIVEL. ES UTILIZADA EN CONTADAS OCASIONES Y ES SIN DUDA "LA JOYA DEL TESORO" DE LA IGLESIA DE SAN FRANCISCO.

ASIMISMO PODEMOS OBSERVAR DOS ACETRES CON SUS HISOPOS DE PLATA TRABAJADA A MANO FECHADOS EN 1777, UN CONJUNTO FORMADO POR UNA CRUZ PROCESIONAL Y DOS CIRIALES DEL MISMO MATERIAL Y TRES TURIBULOS (O INCENSARIOS) CON SUS NAVETAS DE PLATA TRABAJADOS A MANO DE FINES DEL SIGLO XVIII Y DOS CALICES DE ORIGEN CUZQUEÑO DE PLATA BAÑADA EN ORO.

DEL SIGLO XIX ENCONTRAMOS UN JUEGO DE PLATA LABRADA FORMADO POR UN CALIZ DE 638 GRAMOS CON SU PATENA, UN COPON DE 947 GRAMOS, UN PAR DE VINAJERAS CON SU BANDEJA DE 306 GRAMOS, UNA PALMATORIA Y DOS CAMPAÑILLAS DE 362 GRAMOS. SU USO ES EXCLUSIVAMENTE PARA LAS FUNCIONES SOLEMNES.

UN CALIZ GRANDE DE ORO ADORNADO CON DIAMENTES, RUBIES Y ESMERALDAS USADO SOLAMENTE POR LOS OBISPOS QUE CELEBRABAN EN SAN FRANCISCO, ENTRE EL QUERIDO Y RECORDADO SEÑOR ARZOBISPO, MONSEÑOR BERNABE PIEDRABUENA.

UN CALIZ GRANDE DE PLATA LABRADA CON PERLAS CULTIVADAS Y CUATRO CALICES DE MENOR TAMAÑO DE PLATA BAÑADA EN ORO CON PIEDRAS SEMIPRECIOSAS.

SE CONSERVAN TAMBIEN TRES CUSTODIAS DE PLATA, DOS DE ELLAS BAÑADAS EN ORO CON PIEDRAS SEMIPRECIOSAS.


lunes, 12 de febrero de 2007

HERENCIA JESUITICA





LA ORDEN FRANCISCANA, DESDE 1771, SOLICITABA A LA REAL JUNTA DE TEMPORALIDADES SE LES CONCEDIERA EL ESTABLECIMIENTO QUE PERTENECIO A LA COMPANIA DE JESUS, EXPULSADA DE AMERICA EN 1767. TENIAN NECESIDAD DE CONTAR CON UN EDIFICIO ADECUADO PARA IGLESIA Y COLEGIO.
LA RESOLUCION DE LAS SOLICITUDES DE LOS FRANCISCANOS SE DILATABAN POR QUE LOS ADMINISTRADORES DE LAS TEMPORALIDADES SE ABOCARON CON PRIORIDAD A LA VENTA Y REMATE DE PROPIEDADES DE LOS EXPULSOS.
CUANDO LA JUNTA DE TEMPORALIDADES FINALIZO CON LAS VENTAS MENCIONADAS, SE ABOCO AL ESTUDIO DE LAS SOLICITUDES DE CESION DEL CONVENTO, IGLESIA Y DE SUS PATRIMONIOS ARTISITICO - RELIGIOSOS.

FUE ENTONCES QUE EL 7 DE JUNIO DE 1784, Y LUEGO DE INTERMINABLES Y ENGORROSOS TRAMITES, LA REAL JUNTA MUNICIPAL DECIDIO, CON ACUERDO DE TODOS SUS MIEMBROS PROCEDER A OTORGAR LA CESION DE LA IGLESIA Y COLEGIO A LOS FRANCISCANOS. POR OTRA PARTE, SE DIO INSTRUCCIONES PARA QUE SE PROCEDIERA DE INMEDIATO A REALIZAR EN INVENTARIO Y ENTREGA DE BIENES Y ALHAJAS QUE DEBIAN RECIBIR LOS FRANCISCANOS.
SIN EMBARGO, EL PADRE CUSTODIO FRAY FRANCISCO DE ALTOLAGUIRRE GESTIONABA ANTE LA CORTE ESPAÑOLA LA ADJUDICACION PERPETUA DEL ANTIGUO ESTABLECIMIENTO JESUITA, QUE SE HIZO EFECTIVA MEDIANTE CEDULA REAL DE CARLOS III DEL 4 DE JUNIO DE 1785.

DEL PATRIMONIO JESUITICO, SOLO SE CONSERVAN ACTUALMENTE DOS IMPORTANTES PIEZAS.
LOS PADRES DE LA COMPANIA TENIAN ES SU TEMPLO DE "SANTA MARIA MAGDALENA" - TAL ERA LA DENOMINACION - UN CRISTO CRUCIFICADO QUE SE EXHIBIA EN UN RETABLO CUBIERTO POR UN VELO Y FIGURA EN EL INVENTARIO LEVANTADO EN 1768 POR LA JUNTA DE TEMPORALIDADES. SU MERITO Y DIMENSIONES SE EXPLICITAN AL SEÑALARSE QUE ESTABA "BIEN ENCARNADO" Y ERA "GRANDE, COMO DE ESTATURA REGULAR DE HOMBRE".
BARROCO EN SU CONCEPCION FORMAL, LO ES TAMBIEN EN EL DESBORDADO CROMATISMO QUE SU AUTOR USO PARA REPRODUCIR LAS VIOLENTAS TONALIDADES DEL CUERPO LACERADO. LA CONCEPCION DEL ROSTRO, EN UN ALARDE DE VERISMO, REVELA CLARAMENTE LA CONDICION AGONICA: OJOS ENTREABIERTOS, BOCA DISTENDIDA Y DERRAME DE SANGRE EN LAS COMISURAS. SE LO EXHIBE INTEGRANDE UN CONJUNTO DE "CALVARIO" Y SE CONVIERTE EN UNO DE LOS CRUCIFICADOS DE MAYOR VUELO EXPRESIVO Y ONDA SENSIBILIDAD ARTISITICA EXISTENTES EN LA PROVINCIA DE TUCUMAN.


TAMBIEN INVENTARIADO CON LOS BIENES JESUITAS, PERO DE FACTURA Y TECNICAS MAS POPULARES, SE MUESTRA YACIENDO DENTRO DE UNA URNA, UN CRISTO CUYA EJECUCION REVELA EL USO DE LA "TECNICA MIXTA". TALLADOS EN MADERA DURA LA CABEZA, PIERNAS Y BRAZOS, SE ENSAMBLAN DENTRO DE UNA CAJA TORAXICA RUDIMENTARIA, CONSTRUIDA MEDIANTE EL USO DE MAGUEY Y TELA ENCOLADA. SE LO REPRESENTA YA MUERTO, CON LOS OJOS CERRADOS, CONDICION QUE LO HACE APTO PARA USO EN LAS CEREMONIAS DE LA "DEPOSICION DE LA CRUZ" DEL VIERNES SANTO. PENSANDO EN ELLOS, SUS HOMBROS SE ARTICULARON CON TELA ENCOLADA, PERMITIENDO UNA AMBIVALENTE POSICION. SU PROTAGONISMO EN LAS CEREMONIAS QUE EN LA "SEMANA MAYOR" PROTAGONIZABAN LOS JESUITAS, SE MENCIONA EN EL INVENTARIO DONDE SE LO NOMINA COMO "UN SANTO CHRISTO QUE SERVIA PARA LA FUNCION DE LA AGONIA". HOY PODEMOS APRECIARLO EN EL RETABLO DE SAN JOSE Y FRENTE A EL LA CRUZ DONDE ERA SUEPENDIDO EL CRISTO.